Cenicienta, y vivieron felices para siempre, ¿te crees el cuento?

En una sociedad donde se promueve que el amor es solo sentimiento, que el amor todo lo puede, que por amor la gente cambia, que es sacrificio, que el verdadero amor no traiciona, etc., habla de una idea del amor mal entendida y que además frustra a quienes no logran vivirlo de esa manera. Este es el estereotipo de amor que experimentamos la mayoría de las mujeres y es el camino que recorremos para realizarnos, sin saber en realidad para qué queremos una pareja. Cada uno tiene su propia idea del amor y generalmente desde esa idea equivocada tendemos hacer relaciones basadas en exigencias, necesidades existenciales, expectativas, intereses, toxicidad, dependencia y aquello que inició como un cuento de hadas puede terminar siendo la peor pesadilla.

Cierto es que todas las personas buscamos el amor sin tener idea de lo que realmente es, y también buscamos una pareja sin tener mucho que ofrecer, tenemos un concepto tan distorsionado del amor que lo confundimos con posesión, por ello es que para la mayoría de las personas el amor crea más sufrimiento que alegrías, de lo que resulta que muchas personas decidan “no volver a amar” porque el tema del amor y la pareja se han convertido en un conflicto continuo. Es muy común en las mujeres que sus expectativas sobre el amor y la pareja estén llenas de frustración porque buscamos pareja para llenar vacíos, para cubrir necesidades, consideramos que nuestra felicidad será completa solo por tener una pareja, adjudicando nuestro bienestar físico, emocional, sexual y hasta económico en ella, considerando que “nuestro príncipe” tiene que cubrir todas nuestras necesidades. No quiero decir con esto que los hombres están exentos de vincularse de la misma manera pero las mujeres suelen visitar con más frecuencia la consulta por éste tipo de situaciones.

Desde el aprendizaje que a lo largo de la historia hemos tenido respecto a dicho tema, muchas mujeres en el “nombre del amor” nos sometemos a nuestra propia aniquilación, estamos dispuestas a ser destruidas por el hombre que amamos, “por el bien de él”, generalmente creemos que el amor tiene que ver con el auto sacrificio, con el sacrificio de nuestra identidad y de nuestra voluntad, pero todo ello es de manera inconsciente y de lo único que podemos darnos cuenta es del dolor y del vacío que vivimos aun teniendo al hombre de nuestros sueños con nosotras.

El cuento de Cenicienta nos programa para creer que lo merecemos todo a cambio de nada. ¿Quién no ha escuchado eso de "yo soy guapa, no necesito estudiar"? En muchas ocasiones se confunde la belleza con el maquillaje, como decía el gran dramaturgo francés del siglo XVIII-XIX, Honoré de Balzac: "dejemos la vanidad para quien no tenga más que ofrecer". Desde bien pequeñas se nos programa para tener ansiedad por encontrar al príncipe azul, quizá haya algún hombre interesante a nuestro alrededor pero como es pobre mejor no mirarlo, no sea que me enamore. Alguna consigue su mejor partido, cumpliendo con las expectativas de su educación, otras, la mayoría por miedo a la soledad y los prejuicios sociales, se conforman con lo que encuentra y fingen estar enamoradas. Con el tiempo ambas generan frustración pues ninguna es feliz, nada se acomoda al cuento de la Cenicienta que tenía en su cabeza.

Como consecuencia de la frustración empieza a rellenar sus vacíos emocionales con el shopping, implantes, maquillajes y otras vanidades caras, etc. Nada le aporta felicidad pero ahí está implacable la rueda del Śamsara, de la que no puede salir, a mayor frustración más shopping, menos mirarse al espejo y culpar al otro de sus desgracias. Proyecta sobre su pareja todo aquello que le desagrada, esperando que la buena suerte de una infidelidad justifique una ruptura drástica para comenzar de cero. Fuerzas para darse cuenta no tiene, así que este devenir del karma es muy positivo aunque, si no fue agradecida, repetirá errores y no aprenderá nada.

Por ello bien vale la pena preguntarse, qué es más importante ¿tener una pareja para vivir ese amor romántico que vivieron Romeo y Julieta o una pareja que sea un maestro que nos guíe en el sendero del autoconocimiento? Con el Tantra aprendes que tú eres amor puro, a vivir en ese estado y extenderlo en todas las relaciones de tu vida, aprendes a ver con mayor facilidad que tu pareja es tu gran maestro, aprendes a verle como espejo y a conocer tus partes oscuras y de luz a través del vínculo que tienen para transformar tu existencia, aprendes que el amor no condiciona ni exige nada a cambio porque no lo limitas a una relación ya que se aprende a vivir en el amor mismo. Descubres la plenitud de la vida, a través conocer tus miedos, tu fuerza, lo maravilloso de tu feminidad, de tu cuerpo y de tu ser mujer de una manera más consiente.

Es importante resignificar el amor de pareja, darle un sentido desde el autoconocimiento. En nuestra escuela aprenderás a relacionarte de una forma consciente, sin miedos, sin exigencias y aprendiendo a amarte para poder amar.