¿En qué te conviertes para que tu pareja no se vaya de tu lado?

Mi experiencia como terapeuta durante muchos años ya, me ha dado la posibilidad de trabajar con personas que frecuentemente experimentan y expresan sentirse indignos por dentro. Este sentimiento los lleva a olvidarse con mucha frecuencia de sí mismos poniendo la atención en el exterior, por las apariencias, haciendo por los demás lo que no harían por sí mismos, descubriendo así que esa es la manera de “sentirse amados”. Esto podría ser un síntoma claro de una herida de vergüenza o de humillación que es otra de las heridas generadas en la infancia generalmente por la madre. La historia es, que al sentirse exhibido y avergonzado el mensaje recibido es tan doloroso que marca la vida, el aprendizaje es que no se es aceptado tal cual es, lo que impacta en la autoestima y la capacidad de salir al mundo, desarrollando una personalidad, sobre todo en las mujeres, masoquista con miedo a la libertad y a los placeres. Por otro lado, he encontrado que algunas personas que vivieron algún tipo de abuso sexual en su infancia también experimentan esta herida viviendo con una gran culpa a lo largo de su vida.

Otro rasgo de importancia es el autocastigo, exponiéndose a situaciones humillantes antes que lo hagan otros, puede haber autolesiones, hay desconexión de las necesidades importantes. Constantemente se experimenta culpa con una fuerte necesidad de sacrificarse, las mujeres no se gustan a sí mismas, se vive la sexualidad con culpa y vergüenza, se siente atracción por las cosas bonitas pero hay un sentimiento de no merecimiento. Hay un sabotaje continuo ante la libertad y los placeres, la relación con su madre es notablemente complicada, se utilizan las compras, la comida o la bebida como fuente de placer. Hoy día; un fenómeno social que se observa con mayor frecuencia es ver mujeres y hombres que exhiben cuerpos monumentales, rasgos perfectos, impulsados por una moda compulsiva y una fuerte competencia de belleza. Cada vez más acudimos a las cirugías, y otros tratamientos de belleza, para perfeccionar nuestros físicos. Pero lo delicado del tema no está en acudir a la “manita de gato” sino que en la mayoría de las veces esta fuerte necesidad es para llenar vacíos existenciales, para evitar sentir la vergüenza del propio Ser. Se desea imperiosamente evitar tocar el dolor de sentir el rechazo que por supuesto es hacia sí mismo, aprendido desde la infancia.

Hacerte consciente de tal herida es replantear si ¿es necesario encajar para no sentirse vulnerable porque no sabes qué hacer con el rechazo? ¿Tu consumismo esconde tu miedo a sentir tus emociones porque es un mundo que desconoces? ¿Sientes fuerte deseo a mantener siempre el control? Esta imperante necesidad de vivir vanidades enfrascadas, de competir por la belleza, de consumir artículos de moda, de marcas para encajar en una sociedad que te envenena conscientemente para que compres el antídoto. La compulsión de involucrarte en relaciones que te lastiman y te confirman con dolor la vergüenza que es vivir tu existencia. ¿Es necesario todo esto para tu evolución? No juzgo la moda de “ayudarse con una manita de gato” para seguir viéndonos “perfectos”, (yo también lo he hecho) solo pongo en la mesa el trasfondo de esta necesidad que oculta las carencias emocionales, la codependencia, el abuso de nuestro cuerpo, la entrega de nuestra libertad a cambio de sentir la admiración por el físico. Todo ello nos aleja de estar conscientes de nuestra propia existencia, abiertos de corazón y estar cociente de todo lo que nos pasa. ¿Por qué vivir evadiendo las propias emociones si es lo único que nos dará camino al autoconocimiento, a la salud y sin duda al amor propio?

En el proceso de acompañamiento con mis pacientes, encontramos que el rechazo y la vergüenza que se vive hay que ocultarla a toda costa aún cuando implica un alto precio y riesgo ya que mantiene oculta la herida. Que esa misma carencia personal lleva a elegir parejas nocivas, abusivas y que confirman la creencia de poco valor personal. Hemos concluido que la autoestima y el amor propio no necesitan cirugías, sólo se necesita aceptación de sí mismo. ¿Para qué perpetuar la necesidad de gustarle a otros, de vivir de apariencias en una sociedad de consumismo irracional? ¿Tienes que rechazar lo que hay dentro de ti para encajar en esa sociedad? Aprende a sentir, a valorar cada relación que te ofrece la vida porque ella significará el mejor espejo, en ella encontrarás la mejor manera de gestionar tus emociones negativas. Deja de vivir en el autoengaño creyendo que si te cambias de pies a cabeza vas a evitar el abandono del otro. Reconocerse como un ser con imperfecciones y capaz de evolucionar a pesar de ello, dejar de juzgarse a sí mismo y al otro, ser amable con nuestro cuerpo y mente. Entregarse a una relación de respeto y amor consigo mismo, encontrando el equilibrio entre el dar y recibir.
La perfección no está en tus apariencias, ¡¡acepta que tu alma ya es perfecta!! ¿Ya te hiciste la pregunta: en qué te conviertes para que tu pareja no se vaya de tu lado?