Matrimonio: otra falacia más para esclavizarte

Cuando un hombre piensa en la mujer perfecta muy probablemente esté pensando en alguna conejita Playboy. Cuando una mujer piensa en el hombre perfecto, el hombre de sus sueños, con el que pasará toda la vida siendo felices y comiendo perdices está pensando en Disney. Cenicienta se casó con su príncipe azúl porque tenía carroza con forma de calabaza, no con su vecino que no tenía nada. Los hombres eligen a su pareja buscando la belleza, la pureza, la virginidad. Los hombres suelen buscar el amor con las putas y el sexo con las princesas. Las mujeres necesitan que su hombre haya sido previamente validado por otras mujeres, necesitan al más famoso y gracioso de la fiesta que normalmente suele ser el más tonto, aunque lo averiguan mucho más tarde. Una vez que han cazado a su macho alfa se vuelven celosas y posesivas.

Entre los humanos no se cumple siempre eso de que los opuestos se atraen. Pero qué hay en el fondo de estas historias tan estudiadas por zoologos y antopólogos como Desmond Morris, ¿amor? Yo creo que no, el amor es la palabra más incomprendida de este planeta. El amor no tiene nada que ver con sueños, fantasías, necesidades, el famoso "no puedo vivir sin ti", apegos, etc. El amor es algo que no se puede hablar, sólo se puede experimentar cuando eliminas de tu vida todo aquello que no es. Cuando te vacías, cuando eliminas todas las crencias, cuentos de Disney y Playboy.

La naturaleza del hombre es buscar la paz, la tranquilidad, el amor para sí mismo, su pareja y su familia. Vivir en la naturaleza es algo natural, sólo se vive en ciudades cuando hay miedo a la soledad o se ambiciona algo. Las relaciones bien usadas pueden servir para el ascenso social y económico. Pero paradójicamente es en las ciudades donde más tristeza y soledad hay, y cuanto más grande es, mayores son los miedos que se esconden tras los ladrillos y los asfaltos. Es en el matrimonio donde menos amor, fidelidad y sobretodo, apoyo mutuo hay. Simplemente el amor es una invención que se necesita para fundamentar la hipocresía de esta sociedad en la que sus individuos creen estar vivos y conscientes.

¿Cuántas veces la envidia, la soberbia o la ignorancia ha criticado a esos que deciden conscientemente vivir en soledad? ¿Cuantas veces hemos torturado hasta matar a los ermitaños? Incluso en las instituciones: un banco es difícil que preste a un hombre soltero, o en un aeropuerto es muy probable que te miren mal. Un soltero es un amargado que no quiere nadie o alguien de poco fiar. La respuesta está en la historia, muchas veces se ha realizado, se sigue juzgando y humillando a las ovejas negras, a los que no son normales, ni quieren serlo.

Quizá los que critican sólo estén proyectando sus amarguras. Quizá se han dado cuenta que el matrimonio no es convivir con una conejita playboy ni con un príncipe azul. Aunque quizá el matrimonio con el príncipe azul es la mejor manera de vivir la vida de Cenicienta gracias al calzonazos que paga sus caprichos a cambio de migajas de amor. Quizá la aplastante realidad frustra hasta el punto que es mejor autoengañarse para no suicidarse, para dar fin a tanto sufrimiento. Quizá criticar, juzgar y torturar a las ovejas negras sea sólo una manera de evadirse a sí mism@. Pero ese es el karma de vivir una vida alejada de la consciencia. Si crees que el conocimiento es caro, disfruta de la ignorancia.

La naturaleza humana, cuando nos reconocemos, no es ni polígama ni monógama. Cuando hay amor entre dos humanos lo demás deja de tener importancia. Un Sivaíta vive en el mundo pero no forma parte de él, nunca puede ser normal y si contrae matrimonio es porque hay alguna cuestión fiscal que le beneficia porque el amor no necesita contratos ni compromisos. La Verdad no está en el exterior sino en nuestro interior, no hay normas ni dogmas para la pareja tántrica. Cuando amas sientes que deseas estar a su lado y compartir, así de sencillo, sin preocuparte por el espacio o el tiempo. En cambio el Sistema, el Establishment como dicen los gringos, sí necesita que haya matrimonios e hijos, sí necesita esclavos para perpetuar el negocio. No es malo que ellos defiendan sus intereses, el problema es ¿porqué tú no defiendes los tuyos?

Es humano ser posesivo y celoso. Es ahí cuando debemos ser fuertes, es ahí cuando debemos fijarnos, ser conscientes y observar: la pareja tiene algo que aprender. Debemos ser muy conscientes de en qué nos convertimos para no perder a nuestra pareja. Cuando esa pareja está por amor, y no por otras razones, se construye juntos, no se compite juntos y las inseguridades dejan de existir. Gracias al Sistema somos codependientes, gracias a nuestra ignorancia tenemos miedo a la soledad, al abandono, al rechazo y a la muerte.

Un Sivaíta no tiene pareja ni parejas, ni es célibe ni monógamo ni polígamo. La pareja es aquella que le ayuda a crecer y a vivir. Aunque esto es cada vez más difícil, sobretodo si tu pareja es esclava de modas, revistas, telebasura, o vive de las apariencias, del qué dirán. Demostrado está que las enfermedades de corazón son la causa número uno de muerte, más en hombres que mujeres y más en casados que en solteros. Por algo será.

Un Sivaíta es un buscador de la Verdad, se cuestiona todo, no cree en nada que provenga del Sistema, sólo cree en sí mismo. Se equivoca, aprende y se levanta. Vive el aquí y el ahora. Es completamente asocial, no le interesan las modas ni las reuniones sociales ni los perritos calientes en el Yankee Stadium. Si lo metes en una casa, con la rutina de la gente normal: matrimonio, hipotecas, deudas, gastos por encima de las posibilidades, hijos, colegios, tv permanentemente encendida, exceso de comida en la basura, perritos, gatitos y pececitos, entonces se muere. Por eso, un Sivaíta nunca le daría prozac a su perro pero sí a su suegra.