Para los perdidos, el romanticismo es darle a la pareja valores externos, ataduras para reforzar la codependencia, para no sentir el miedo a la soledad, el abandono, el rechazo y la muerte. La pareja no es ninguna atadura, nada hay que atar, menos aún con hipotecas, hijos, perritos y gatitos. Los hijos no son un símbolo del amor como algunos creen, sino una eyaculación precoz inconsciente en la mayoría de los casos. Los hijos tampoco vienen con un pan bajo el brazo sino con montones de facturas que pagar. Nada de eso tiene que ver con el amor y sí mucho con la codependencia, con los miedos, con el crear falsas burbujas de seguridad.
Pero, "tanto subes, tanto bajas" -dice el refrán. Antes o después, la intimidad pondrá en evidencia aquello que llevamos dentro y no podemos o no queremos ver. Los hijos nacen, nos olvidamos de nosotros mismos, cuando llega la adolescencia nos damos cuenta que convivimos con una persona a la que no conocemos y a la que culpamos de nuestro sufrimiento. Podemos huir o podemos enfrentarnos, nuestra es la decisión. El amor nos atrae tanto como nos asusta, porque nos desnuda y nos expone, nos hace tocar el cielo y el infierno, nos invita a compartir, a crecer, a caer y a confiar, nuevamente.
La codependencia no sólo se manifiesta en las relaciones de pareja, sino en todos los ámbitos en los que estamos en contacto con los demás; en cualquier situación de la vida cotidiana donde nos podamos involucrar con otros individuos. Es por ello, que esta cuestión tiene tanta importancia, porque las relaciones son la piedra angular de nuestra vida. Y en este asunto, el vivir desde nuestra autenticidad, desde la atalaya de quienes realmente somos, se plantea como una necesidad absolutamente vital, prioritaria e indispensable.
El trabajo personal en relación a la codependencia, en esencia, nos pone en contacto con nuestra fragilidad, con esa parte a la que llamamos "niño interior". Es un trabajo que exige valor y honestidad. Valor para conectar y mirar de frente aquello que más miedo y vergüenza nos da; honestidad para llegar a darnos cuenta de que la causa de nuestro dolor radica, precisamente, en que para evitar ese dolor nos hemos apartado de nuestro centro y hemos desviado la mirada hacia otro lado, buscando culpables, o tal vez buscando alguna víctima propiciatoria que satisfaga nuestras necesidades más básicas.
Deja de culpar a otros por tu sufrimiento, regresa a ti mismo, a tu centro y verás la Luz.
Tantra para Devis
El Tantra se transmite practicando lo estudiado. Experimentamos desde nuestra vida no tanto para mejorar, sino para reconocer la belleza que llevamos dentro: el Ser auténtico. La sociedad crea e infla el EGO y éste es la gran mentira que nos roba la belleza, pero que, a la vez, nos ayuda a movernos en ella.
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Comentarios
Saiva Yadira
Jue, 19 09 2019
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Este artículo rompe con los
Este artículo rompe con los paradigmas y las creencias tan arraigadas respecto al amor ya que plantea un concepto mucho más sano y por completo distinto. Pero que sin duda alguna requiere de un arduo trabajo personal, de ir al interior de cada uno y sanar, re aprender y tener la valentía de vivirlo.
Soy psicóloga formada en la UAM. Me encontré en el Camino al Tantra Śivaíta, dándome cuenta que sí era posible cambiar los resultados en mi vida, aprender de los miedos, de los obstáculos y del dolor.
LuisGerena
Sáb, 06 07 2019
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'El amor se renuncia, no se
'El amor se renuncia, no se posee'. Creo que esta frase es la que más me intriga porque la entiendo, pero de todos modos no sé si es aplicable del todo: uno siempre busca ser querido, incluso uno cambia por el amor que tiene a otras personas.
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