Un paseo por el universo tántrico

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No nos diferenciamos de aquellos pioneros que habitaban las riberas del Indo allá por el 7000 a.n.e., -o quizá un poco-, el actual homo "sapiens", o mejor homo exterminatore, es un perfecto violador del Dharma -Ley Universal-, un depredador de la naturaleza, un gran maestro de las apariencias, atrapado en el ego y los apegos. Conforme pasan los milenios, estas actitudes nocivas se hacen más fuertes, el mundo de las formas se impone, y más aún, nos enamora. Conozcamos esa cultura que viene de la noche de los tiempos para ayudarnos a evolucionar.

El Tantra es un camino duro, pues lejos está la meta con un ego tan fuerte. El hombre de hoy no quiere comprender su belleza, no quiere descubrir la verdadera naturaleza de su Ser, no quiere conocerse a sí mismo: eso implica "meter el dedo en la llaga". Prefiere, en cambio, reducir el Tantra, ridiculizarlo hasta que le deje de hacer daño con sus métodos directos para obtener la Verdad. Sin embargo, el verdadero Tantra sigue ahí, inmutable, imposible de mancillar. Lo mismo sucede con otros métodos que existen en todas partes del planeta, demostrado desde la más remota antigüedad útiles para obtener el autoconocimiento. "Infinitos caminos llevan al Ser", pero el ego es ignorante y soberbio, y trata de manipular su percepción para ver sólo lo que desea ver: sólo el ego es capaz de darle la espalda a la luz y quedarse con las sombras. Ya lo expresó Platón, muy sabiamente, en su alegoría de la caverna.

El homo exterminatore no es, precisamente, tonto; simplemente es vago y autodestructor. Podemos decir que ha hecho de la pereza y del orgullo su dios. Dios simplemente es la proyección de nuestro ignorante ego en lo divino. Al preferir ver las sombras, perdemos la oportunidad de disfrutar de la auténtica belleza y perfección del Ser. Las escrituras dicen: "cuando la Sakti danza, maya envuelve el mundo". En efecto, cuando la energía se mueve, nace maya; y con el nacimiento de maya surge el ego, -herramienta imprescindible para movernos en el mundo-. Si no fuera porque, más allá de esta función, lo convertimos en el protagonista de nuestra vida. El mundo de las apariencias, entonces, domina al ser humano con el autoengaño, y las pasiones, por ende, se descontrolan. Un maestro tántrico ayudará al discípulo serio y constante a salir victorioso del laberinto del ego. ¡Difícil tarea para el maestro!, que hará uso de todo su conocimiento y creatividad con tal de empujar al discípulo en su evolución luchando con sus resistencias a diario.

Sin esperar nada a cambio renuncia a su iluminación prestando su ayuda a egos evasivos, obstinados, tercos, y expertos en el excelso arte de la excusa, que más bien acuden a él con la esperanza de encontrar un milagro a cambio de nada; pero los milagros sólo existen para aquellos que creen firmemente que cualquier cosa es posible, y luchan con fe de hierro por conseguir lo que desean. El maestro se convierte, en ese momento, en un bodhisattva, y es gracias a esta renuncia, que puede encontrar su propia iluminación: "quien ayuda a los demás, en realidad, se ayuda a sí mismo".

Los antiguos pobladores de la Tierra vivían en simbiosis con la naturaleza. Sabían que el universo no es una herencia de nuestros padres sino un préstamo de nuestros hijos; los actuales pobladores parasitamos y destruímos este planeta en el vivimos. Es decir, nos estamos destruyendo, pues sin la Tierra, sin el universo, ¿qué puede haber para nosotros, cómo las alforjas de los avaros se pueden llenar? Y esta actitud autodestructiva no la encontramos ni tan siquiera en los virus. Mírate al espejo, sé sincero y humilde contigo mismo, y dime: ¿por qué continúas sin hacer frente a situaciones que te hacen sufrir?, ¿por qué sigues entre gente que no te conviene?, ¿por qué te resistes a decir ¡basta! en el trabajo o en esa relación?, ¿por qué te niegas a ser tú mismo y prefieres hacer lo que dicen los demás?, ¿por qué no cambias esos hábitos que te perjudican y te hacen infeliz?, ¿por qué permites que te peguen o te acosen?, ¿por qué respondes con violencia a la violencia, poniéndote a su altura?, ¿por qué te mientes a ti mismo?, ¿de qué tienes miedo?

Los tres venenos de nuestra mente y de nuestro corazón son: ego, apego e ignorancia.

Guru Yoga, la relación Maestro-discípulo

Seguro que encuentras una magnífica excusa que te impida responder con humildad. Cuando enfrentas tus excusas con valentía y eres capaz de averiguar la respuesta a estas preguntas, con auténtica sinceridad, entonces, y sólo entonces, estás haciendo Tantra. Por todo ello, los antiguos tántricos adoptaron el Guru Yoga como el mejor método para que un discípulo, el llamado guerrero espiritual, pueda conocer su verdadero maestro, su maestro interior. Sólo hay una condición: desear evolucionar verdaderamente. El Guru Yoga, -o la estrecha relación entre maestro y discípulo-, es el método pedagógico empleado por el Tantra en general, y por los Sivaítas en particular. Después de milenios de experiencia, con múltiples y variados métodos, preferimos este tipo de pedagogía.

El guerrero espiritual se expone a cualquier riesgo canalizando la pasión hacia fines más altos, con tal de sobrepasar la condición humana. Aquel que es un vagabundo del Dharma usa el veneno como medicina, transgrede el dogma rígido de las religiones, se expone a las consecuencias kármicas para hallar otra manera de expresión, para lograr una conciencia inafectada y ecuánime, y destruir toda clase de ataduras. Penetra en el universo de las sombras para iluminarlo:

lo que a otros destruye, al tántrico le ayuda a levantarse;
lo que a otros vacía, al tántrico le llena de energía;
lo que a otros debilita y confunde, al tántrico le da vigor y lucidez.

Se hace consciente de todos sus defectos y los transmuta en fines más elevados: amor, heroísmo, creatividad, conocimiento de sí mismo. Nos despojamos de todo para logar la plenitud. El Tantra es asocial, pero no antisocial. Lo primero que hace un tántrico es reconocer que es esclavo, reconocer cuales son sus ataduras, y luego las rompe para ser libre. Por eso, quien ha comprendido su verdadera naturaleza, no puede ser subyugado por ninguna voluntad ni dogmática ni política ni religiosa. Pero ¡cuidado con caer en el equívoco!, la libertad no existe en el exterior, sino en el interior: ¡Tendrás el valor de encontrarla!

Tantra es el culto a lo femenino

Tantra es el culto a lo femenino, a la Diosa, a la Śakti, que todos llevamos en lo más profundo de nuestro Ser. Sus orígenes se pierden en la noche de los tiempos. Tantra es el desarrollo de la sensibilidad, de la vivencia del amor, intensamente, sin miedo a perderlo, entregándonos y fusionándonos por completo con lo amado, o la persona amada. Es trascender lo superficial y lo aparente, por eso un tántrico nunca es un coleccionista de amores. La mujer es la pasión misma, la Śakti, pero primero tiene que descubrirse a sí misma, para después encontrar a su Śiva interior, su maestro, su templanza; y también deberá reconocer a su Śiva exterior, -su alma gemela-, para así conseguir la Unión, el supremo Yoga. El Tantra será de gran ayuda, y la asistencia de un maestro tántrico, fundamental para alcanzar la liberación. Los tántricos llamamos Śiva a la parte masculina, la consciencia; y Śakti a la parte femenina, la energía, la Diosa. Śiva y Śakti, el matrimonio cósmico, forman todas las dualidades emocionales que debemos aprender a Unir. Por tanto, el tántrico celebra la Śakti en cualquier acto de la vida, aprende a amarla y venerarla en el dolor y en el placer, en la ganancia y en la pérdida, pues gracias a ella se produce la liberación. El Ser, Śiva, no es posible sin la Śakti; y Sakti, sin Śiva erraría por el Universo completamente perdida.

El universo no es una herencia de nuestros padres sino un préstamo de nuestros hijos.

Los verdaderos maestros son "pobres", pero no porque renuncien al dinero, -que es una energía más que hay que saber manejar-, sino más bien porque los ignorantes renuncian a ellos. Y los ignorantes son ignorantes porque están enamorados de sus cadenas, de sus desgracias, y sobretodo, del mundo de las apariencias y de las vanidades enfrascadas. Hemos de aprender a concluir. El verdadero maestro es rico, el hombre más rico del mundo, pues él ha renunciado a todo. C.G. Jung decía: "lo que resistes, persiste". Nuestro camino es el camino del amor, de la entrega, de la humildad y de la confianza, y eso no implica rechazar el dolor y el esfuerzo. Concentra toda tu energía en obtener lo que deseas, no pierdas ni una sola gota rechazando aquello que no deseas.

Tantra es una revolución interna

Podemos afirmar que Tantra es una auténtica revolución interna, es despojarse de todas las creencias, moralidades, condicionamientos, prejuicios, etc., y crear el espacio interno, que se precisa, para concebir la verdad infinita y atemporal. Desde ese momento en el que la mente se tambalea y acontece lo que realmente es, desde el momento en que nos desprendemos de nuestros apegos más profundos, todo se convierte en Tantra, que también significa tejido. El tejido de la vida que lo une todo y que mágicamente cobra tantas formas distintas de creatividad infinita. El Tantra desafía los tabúes, los credos y doctrinas impuestos por cualquier religión.

Por eso supone una rebelión contra los preceptos morales y las creencias sociales y religiosas. Y es, también, la inteligente observación del ser humano con todas sus contradicciones; la aceptación de que el cuerpo es tan divino como el alma, porque todo proviene de la misma fuente. Así pues, para encontrar a dios no hay que prescindir del sexo ni de la celebración, ni hay que renunciar a la vida. Reprimir el sexo, rechazarlo, o entregarse al extremo contrario, la lujuria, nos aporta innumerables problemas psicológicos y espirituales. Más bien, deberíamos aprender que libertad es muy diferente a libertinaje pues es de esa manera como la vida se disfruta, se vive y se aprende. Si no hay amor en nuestras vidas, hay miedo, -que es lo contrario al amor-, y morimos antes de morir.

Como ya hemos mencionado, el término sánscrito, Tantra, significa literalmente, tejido, entretejido, entramado, y proviene de la raíz tan, que quiere decir extender, expandir. En sentido técnico, Tantra expresa continuidad; es decir, la continuidad entre cuerpo y mente, entre la realidad externa y la interna, entre transcendencia e inmanencia. Sin embargo, la definición tradicional de Tantra es aquello que extiende la sabiduría, el Quinto Veda. El Tantra es una filosofía que inventa todos los tipos de Yoga y los combina en una gran síntesis que se adapta a las necesidades de la evolución humana, según los condicionamientos históricos, sociales y culturales de cada época. Entiende el Ser, la Energía y el Cosmos como un todo unido, como una inmensa red unificada. Los Tántricos utilizan la meditación en yantras y mandalas; ceremonias como la nyasa para la purificación psicosomática; y técnicas místicas para la sublimación de la energía sexual y su transformación en energía espiritual, -ojas. Se concede especial relevancia a los rituales y las técnicas de visualización que persiguen el despertar del poder psicoespiritual, kundalini sakti, inherente en el cuerpo humano.

Dios es la proyección de nuestro ignorante ego en lo divino.

Es por todo ello, y más, que el Tantra se considera, asimismo, como una nueva revelación que aspira a ser la enseñanza más adecuada para esta Edad Oscura, Kali Yuga, en la que nos encontramos actualmente. En contraste con las antiguas enseñanzas Védicas, los maestros del Tantra introdujeron una perspectiva positiva sobre el cuerpo. En el Tantra se considera el cuerpo humano como una valiosa plataforma para lograr la iluminación y, por consiguiente, el objetivo es mantenerlo en excelente estado de salud, libre de enfermedades tanto físicas, como psicológicas: codependencias, puritanismos, represiones, etc., a través de una extensa variedad de medios que forman el gran árbol del Yoga.

Kundalini Yoga

El Tantra trabaja con el cuerpo físico y con sus aspectos sutiles, koshas, compuesto de energía vital, prana, y otras energías causales. El cuerpo energético sutil contiene siete vórtices principales, denominados, chakras, que están alineados a lo largo de la columna vertebral. El poder de la serpiente, kundalini sakti, se despierta en el centro psicoenergético más bajo y luego debe ascender hasta la cima de la cabeza, permitiendo la liberación, kaivalya, -el nirvana, de los budistas-, o el matrimonio cósmico entre Śiva y Śakti, como decimos los Tántricos.

El Tantra no busca aumentar el placer al máximo, sino comprender la beatitud, ananda, que es característica inalienable de nuestro más profundo Sí-Mismo. Por eso, Tantra es el camino secreto del amor sexual trascendente, cuyo simbolismo ha quedado eternizado para siempre en los muros de los templos de la ciudad santa de Khajuraho, en India.

Tantra es sublimación, es transformación. Es la transformación, -con mayúsculas-, puesto que la misma energía que está en el odio, la ira, los celos, la envidia, se halla también en el amor, la tolerancia, la comprensión, la generosidad, o la ecuanimidad. Así como el domador domina sus leones, el Tántrico domina sus pasiones. Pero, igual que el domador no mata ni anestesia a sus leones, el Tántrico no elimina ni atrofia sus pasiones, más bien se sirve de ellas y las trasciende. Sólo mediante estas actitudes, el Tántrico es capaz de conseguir el automominio y ser dueño de sí mismo. Paramahamsa, ser dueño de sí mismo es primero sin que las pasiones te dominen, es lo primero que debe alcanzar el pashu, como dirían los hindúes. Paramatma, trascender materia y espíritu, ver y sentir que todo es Dios, que todo está interconectado, que todas las consecuencias tienen una causa, aunque no la conozcamos, finalmente, es la meta del Jiva, del individuo, alineado pero que ya no es pashu, que debe, posteriormente, fusionarse con ParamaSiva, el gran maestro de las causas, el que está más allá de las causas y efectos, el gran creador, conservador y destructor del Universo, el gran kaivalya, o liberación absoluta, es la meta del Tantra, la meta de toda meta.

El mismo suelo que te hace caer te ayuda a levantarte. El mismo poder que vela, desvela, aquello que te crea la ilusión, te desilusiona; lo que te engaña, te desengaña; lo que esclaviza, libera; lo que confunde, ilumina"...

Una filosofía que se pierde en la noche de los tiempos.

Es en las riberas del valle del Indo, en el 3000 a.n.e., donde las culturas prearias, dravídicas, de Harappa, Mohenjo-Daro, Lothal, etc., se asientan. Y más allá, en el 7000 a.ne., en la civilización de Merhgarh, es donde se han encontrado las primeras huellas del culto a la Diosa.

En aquellos remotos tiempos dravidianos, Śiva, el Venerable Auspicioso, enseñó, con absoluta claridad, cuáles eran las tres causas de nuestro sufrimiento, los tres venenos de nuestra mente y de nuestro corazón, y los llamó: ego, apego e ignorancia. Éste fue el legendario inicio del Tantra. De estos tres venenos surgen las nueve pasiones, conocidas como: soberbia, lujuria, vanidad, ira, celos, pereza, gula, envidia y avaricia. Combinando éstas, en mayor o menor proporción, surgen las complejas enfermedades mentales: neurosis, psicosis, narcisismos, rupturas del yo, crisis de identidad, complejos, condicionamientos, prejuicios, impulsividades, ataduras, huidas...

A mediados del segundo milenio a.n.e., Krishna, -quizá el más importante avatar o encarnación de Visnhú, nos enseñó, en el Bhagavad Guita, el camino del Bakti y Karma Yoga. Un Yoga que pone en práctica cómo liberarnos del deseo, -o más generalmente-, del apego y la posesividad, lo patológico del apego. Con esta sagrada escritura es posible comprender mejor el diálogo entre Krishna y el guerrero espiritual, Arjuna, que realiza una guerra consigo mismo para salvarse de sí mismo. El Tantra nos revela: "da lo mejor que llevas dentro sin esperar recibir nada a cambio; pues quien espera, desespera", en la actualidad, encontramos por todas partes de India, gentes, "mendigos" normalmente, que conocen el Guita de memoria, y lo más sorprendente, es que no saben leer. En la actualidad empiezan a aparecer muchos textos sagrados prearios, dravídicos, en el sur de India, en concreto, en Tamil Nadú y Kerala, que probablemente son de esta época o quizá antes.

Concentra toda tu energía en obtener lo que deseas, no pierdas ni una sola gota rechazando aquello que no deseas.

Ya en el siglo VI a.n.e., Buddha Sakyamuni, el Venerable Despierto, -príncipe de los Sakyas-, simplificó las enseñanzas Sivaítas para hacer de esta intrincada filosofía y complejísimo Yoga algo asequible a la mayor parte de la humanidad. Para Él los tres venenos son: ira, deseo e ignorancia, una simplificación muy buena y entendible para más gente. Ahí reside el éxito del Budismo.

La impresionante figura del MahaSiddha Patajñali aparece en India allá por el 256 a.n.e. dejando tras de sí tres impresionantes obras sobre sánscrito, yoga y ayurveda. El siglo I es quizá el legendario origen de los Kaulas, en el sur de India. En el s.V va conformándose lo que posteriormente llamaremos, Vajrayana o Budismo Tántrico en India; y en el s.VII es llevada, esta filosofía, a Tíbet por Padmasambhava, naciendo la primera orden monástica tibetana, Nyingmapa. Hacia el s.IX se constituye la Escuela Tántrica de Cachemira. En el s.X, los Maestros Tántricos hindúes cansados de tantos acosos y persecuciones por parte de ignorantes e inquisidores de mentes calenturientas, escondieron las escrituras Tántricas y dejaron breves fragmentos de Tantra que describen el Hatha y Raja Yoga muy sucintamente, en obras, bien conocidas en occidente por los mejores yogis. Hatha Yoga Pradipika, Geranda Samitha y Śiva Samitha, son el fundamento del linaje Tántrico Nath. Omiten, casi por completo, toda esa filosofía Tántrica para alcanzar la sanación emocional y sexual y, sobretodo, la iluminación en la presente vida. Pero profundicemos un poco más ...

Profundizando en la verdadera esencia

Según el Yoga Vasistha, la adoración de la Śakti es el principio fundamental del Tantra, pues sin ella nada puede existir. Por ello, se puede considerar que el eje principal sobre el que pivotan la mayoría de las escuelas Tántricas es la idea de Śakti, el principio femenino de la existencia cósmica, la Diosa. El Tantrika o Sadhaka trata de conseguir la ayuda de este principio en su afán por la liberación. Esto se expresa mediante ceremonias externas de adoración, puja, de la femineidad divina; pero también, mediante simbólicos rituales internos, principalmente, bajo la orientación del Kundalini, Kriya, Mantra y Yantra Yoga.

Los textos clasificados como Tantras siguen diez principios, o tesoros, termas en tibetano, que son tenidos en cuenta por todo Tántrico en su aquí y ahora. Gracias a los diez principios el aspirante accederá a Rigpa, la esencia pura de la mente, según dicen los Tibetanos, o Turiya, la naturaleza búdica presente en cada uno de nosotros, como se dice en India. Todo este vasto conocimiento fue traído y traducido del Sánscrito al Tibetano, de numerosas fuentes Tántricas de India y del valle del Indo. Todavía queda un vasto conocimiento en textos en sánscrito, tamil y otras lenguas dravidianas, esperando ser estudiados.

La misma energía que está en el odio, la ira, los celos, la envidia, se halla también en el amor, la tolerancia, la comprensión, la generosidad, o la ecuanimidad.

Los Tántricos son, en general, asociales y herméticos, como ya sabemos, y es difícil que acepten discípulos a no ser que estos sean muy serios con su evolución. Generalmente, se reconocen dos grandes ramas dentro del Tantra:

  • Dakshina Marga, o camino de la mano derecha. Vía ascética, basada en el Yoga y la Meditación. Son adoradores del principio masculino: el Linga.
  • Vama Marga, o camino de la mano izquierda. Vía del placer y de lo "prohibido", del Bhoga. Son adoradores del principio femenino: el Yoni.

Pero en la práctica no hay ninguna escuela que sea tan purista de pertenecer sólo a una de estas vías. Aunque solemos dividirlos en Śaivas y Śaktas un verdadero Tántrico camina por ambas vías, a veces simultáneamente...


Tantra para Devis

El Tantra se transmite practicando lo estudiado. Experimentamos desde nuestra vida no tanto para mejorar, sino para reconocer la belleza que llevamos dentro: el Ser auténtico. La sociedad crea e infla el EGO y éste es la gran mentira que nos roba la belleza, pero que, a la vez, nos ayuda a movernos en ella.

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Recuerda: si te parece caro el conocimiento, disfruta la ignorancia.

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Conoce al autor

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Swami Kurma Rajadasa es Monje Sivaíta, filósofo Sivaíta y Vedanta Advaita, investigador de la Consciencia y de la Naturaleza Humana.
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