Creencias y actitudes del Tantra Sivaíta

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No siempre las apariencias dicen la verdad, lo normal es que engañen como ya debes saber. Los Sivaítas no somos ortodoxos en nuestras creencias, y menos aún solemos ser como la gente dice, cree o piensa. A veces algunos se escandalizan, desde su ignorancia, por no ser como a ellos les gustaría que fuéramos. ¿Y por qué debemos ser como la gente piensa o cree? ¿Donde está el respeto a la individualidad y a la libertad de consciencia? ¿Por qué, cuanto más ignorante es uno, más compara con otras creencias y otros prejuicios? Vamos a clarificar algunos términos para que puedas conocer un poco más nuestro camino, pero recuerda: es nuestro camino, lo podemos compartir contigo, no necesitamos tu aprobación ni vamos a convencerte para que nos sigas. Afortunadamente no somos evangelizadores ni perseguidores de infieles como han hecho otras creencias en el pasado y aún en el presente. Como decía el Maestro Jesús: “si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame” -Mateo 16, 24.

Creemos en un Dios mujer y agnóstico. Pero no creemos en ningún dios monoteísta-justiciero que está en los cielos y dualiza para que exista un infierno. No creemos que un dios sea mejor que otro dios, eso es para nosotros un infantilismo. No creemos en ninguna iglesia. No necesitamos intermediarios para creer y fomentar nuestra Fe. Para nosotros Dios no está en todas las cosas, Dios es Todo y Nada al mismo tiempo. Por eso, cada cosa tiene su espíritu o alma que es una emanación o parte de Dios. Nosotros lo llamamos Siva pero también Tao, Alá, Ser, Amor, Todo, Nada, etc. Vemos a Siva en todas partes, en cada una de las manifestaciones de la creación. Para nosotros Siva es todopoderoso, omnipotente y omniscente, por tanto, si abarca todo el misterio de la creación el infierno no existe más que en la mente enferma de los hominidos que destruyen el planeta de una manera u otra.

Para nosotros la Naturaleza es algo vivo, con su espíritu, la sentimos al igual que los shamanes de todo el planeta. El Tantra Sivaíta es el shamanismo-animismo de la India. Vivimos en simbiosis con ella agradeciéndole en todo momento que nos cuide, nos proteja, nos proporcione agua pura, aire y alimento. No nos sentimos inferiores a ella pero menos aún superiores. Nos hace sentir mucha compasión la destrucción de Pachamama por parte de algunos homínidos. Tirarte piedras a tu propio tejado es algo muy inmaduro. No le damos demasiada importancia al Karma sino al aquí y ahora. Tú trabajo evolutivo está en el aquí y ahora, no en el pasado. Tampoco usamos el pasado para justificar actitudes incorrectas en el presente, eso es evadirse de la realidad. Creemos y aceptamos la ley de Ganesha que dice: “tenemos lo que merecemos”. Por eso tenemos los políticos y religiosos que tenemos, si fuéramos más evolucionados ellos también lo serían.

La política es un absurdo, una trivialidad innecesaria para los que saben vivir la vida con Consciencia, sin miedo, sin dogmas ni prejuicios, en el aquí y ahora. Enchufar el televisor para ver a los políticos y sus reality shows, las farándulas que tanto gustan a la gente, los experimentos de “antropología social” tipo gran hermano, las telenovelas, etc. es para nosotros como regresar a la época de los cromagnones. No creemos en la dualidad, creemos que formamos parte de un todo entretejido. Por tanto, tú evolución condiciona la evolución de los que te rodean. Igualmente el maltrato hacia ti mismo atrae gente que pueda maltratarte. No creemos en ningún salvador que venga a liberarnos de nuestros pecados. Creemos que nadie está libre de pecado, por tanto, nadie debería juzgar a nadie pues es tu obligación evolucionar y callar. O como dice Leo Tolstoi: "todo el mundo piensa en cambiar la humanidad, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo". Nuestro ego es quien dualiza, nuestro ego es el que siente amor-odio, alegría-tristeza, mal-bien, yin-yang. Meditamos para obtener la liberación y conocimiento de la Verdad, el matrimonio cósmico de los pares de opuestos. Sin rechazar ni reprimir nada llegamos a la alegría integrando la tristeza, no reprimiéndola o rechazándola.

Siva al ser omnipresente no puede dualizar, no puede diferenciar entre bien y mal. Nuestro ego egoísta, ególatra y egocéntrico sí puede, es como el ratón que Ganesha tiene a sus pies comiendo las migajas de la ambrosía. Todo está divinamente orquestado por Siva, no podemos juzgar con nuestra soberbia ignorancia, con nuestro ego salvador y justiciero, qué es lo que está bien o mal pues percibimos sólo una ínfima parte de la Verdad. Debemos, por mucho que nos cueste, aceptar nuestra ignorancia, crecer y ser compasivos con nuestros semejantes. No sabemos nada del ser humano, no sabemos nada de su pasado, no sabemos porqué nació con alguna enfermedad o con algo que nuestro ego califica de injusto. Pero en cambio si es tu obligación ser compasivo y colaborar, desde tu corazón, para aportar un granito de felicidad a ese Ser. Creemos firmemente que quien vive en paz consigo mismo no puede provocar ningún daño a ser alguno de este Universo. En cambio, creemos que la gente que no tiene paz en su corazón, que no tiene amor, que tiene miedo, es gente peligrosa y destructiva. No es necesario racionalizar, ni tener un dogma ni una ética o moral para saber qué está bien y qué está mal. La dualidad desaparece en el instante que uno está en comunión consigo mismo.

Los ricos evaden impuestos, llevan sus ingresos a paraísos fiscales, para hacerse más ricos. Los pobres pagan impuestos por los casi nulos ingresos que tienen. El Estado nos hace creer que el dinero de impuestos se reparte en servicios sociales pero en cambio lo invierten en sus bolsillos. Lo que es legal no se corresponde con lo que es ético. Somos por eso asociales aunque no antisociales ni antisistema. No vamos a cambiar el Sistema, nos ocupamos de cambiar nosotros mismos, el resto vendrá como consecuencia. Simplemente vivimos en el mundo pero no formamos parte de él.

Somos vegetarianos porque es el resultado de nuestra meditación diaria. Aunque somos lo suficiente ecuánimes para comer carne en algún momento sin que por ello nos sintamos intoxicados. Creemos que existen más vegetarianos violentos que carnívoros, como decía Gandhi. Estamos convencidos de que aquellos que llegan al vegetarianismo por un dogma, racionalización o aversión a la carne es gente peligrosa e hipócrita. No nos engañamos con tonterías y autosugestiones infantiles: “no como cadáveres”, “no como nada que tenga ojos”. ¿Son menos espirituales los tibetanos por comer carne de yack, en un país donde es muy difícil que crezcan las frutas y verduras debido a los inviernos tan largos y duros? Tampoco se es más espiritual por comer una naranja orgánica de la marca “tal” y comprada en un lugar muy “pijo, chic, glamuroso o con abolengo”.

Sobre el alcohol solemos decir lo mismo que con el vegetarianismo. No solemos tomar alcohol pero en cambio sí somos conscientes que un poco de vino o cerveza de calidad es muy bueno para la salud. No creemos que uno es menos espiritual por tomar un poco de alcohol. Si tu espiritualidad se tambalea es porque jamás has sido espiritual, tan sólo un psicópata enamorado de miedos, dogmas, moralismos y normas.

Nunca consumimos drogas, menos aún las que son legales: azúcar o tabaco. Éstas son las más perjudiciales, las que mayor negocio mueven al ser muy adictivas. No consumimos nada que haya sido adulterado o manipulado por la mano del hombre, como la heroína, la cocaína o la marihuana que para nosotros dejó de ser sagrada pues es transgénica en la actualidad. Sólo marihuana cultivada por nosotros mismos, orgánica: con estiércol de vaca y compost. Pero nunca la fumamos, es un desperdicio.

Somos devotos pero para nosotros la devoción es algo privado. Que debe realizarse en soledad y silencio. Que no necesita la aprobación de nadie. Sólo cuando es íntima, secreta y surge de lo más profundo del corazón, es verdadera. Como todo shamán realizamos ceremonias con plantas sagradas, maestras. Creemos que son las únicas medicinas del alma; los antipsicóticos y todas las drogas que venden en las farmacias, recetadas por psiquiatras, son inútiles para sanar enfermedades mentales. Siempre cortamos la planta con respeto, humildad, devoción y amor. Siempre pidiendo permiso a la planta interiormente, desde el corazón y nunca para que nadie apruebe lo que hacemos. Plantas maestras como ayahuasca, peyote, hongos, etc. son una gran ayuda en la evolución de cada uno de nosotros, pero sólo son una herramienta más de las muchas que tenemos. Para nosotros lo ideal es consumirlas en el mismo lugar que se cortaron pero podemos consumirlas en cualquier otra parte porque Siva es omnipresente

El sexo es también algo sagrado. No es algo pecaminoso, sucio o antiespiritual. Creemos que quien tiene estos pensamientos es alguien que está muy perdido y con un gran infierno en su interior. No somos célibes pero tampoco promiscuos. No somos monógamos pero tampoco polígamos y no nos gusta traer hijos que puedan ser programados y esclavizados por el Sistema. El sexo ni se reprime ni se promueve. Damos mucha importancia a la energía, a la que llamamos Sakti, y tratamos de no disiparla, perderla o malgastarla. El parloteo mental desperdicia mucha más Sakti que el sexo. Hablar de chismes desperdicia mucha más energía que eyacular. La meditación diaria nos ayuda a encontrar el silencio interior, ese estado mental de ecuanimidad, de paz, de sosiego y serenidad que los antiguos griegos llamaban epojé.

No bautizamos a ningún bebé por la fuerza o porque sea tradicional. Jesús no fue bautizado hasta los 30 años, cuando tenía uso de razón y era consciente. Tampoco creemos en la institución del matrimonio, menos aún cuando se te obliga a estar con alguien a quien ya no deseas ni amas. Con el que vas a estar peleándote el resto de tus vidas por no haberte divorciado a tiempo, con consciencia y amor. No nos interesan las apariencias, las dobles vidas ni la doble moral. Eso lo dejamos a los recalcitrantes puritanos seguidores de dogmas y apariencias.

El Sivaísmo a veces parece una religión monoteísta porque Siva es omniscente, omnipotente y omnipresente; otras como una religión teísta porque aunque existen muchos devas, asuras, dakas, dakinis son interpretados como arquetipos en la mente colectiva; otras como una religión politeísta porque algunos rinden cultos a estos arquetipos a los que llaman dioses; otras como un animismo porque la Naturaleza, el culto a la Diosa, es el bhakta más elevado. Otras veces parece un ascetismo, otras veces una orgía o un aquelarre dirigido por un shamán-mago-macho cabrío. Todo y Nada al mismo tiempo, coherencia-incoherencia, lógico-absurdo, alegría-tristeza, amor-pavor, mientras la desprogramación no esté completada todo será una contradicción para el ego, nada será comprendido. La Unidad, Yoga, de los pares de opuestos no podrá darse.

Quizá nada haya que comprender sólo relajarse y disfrutar del teatro de la Vida, de maya, del sueño de Siva. O quizá como se dice en el Tao Te King: "el Tao que crees es el Tao no es el Tao". El Budismo, el Vaisnavismo, el Jainísmo y otros muchos caminos de India fueron influenciados por el Sivaísmo en la más remota antigüedad pero el Sivaísmo es un vasto mundo que emplea métodos muy heterodoxos. La ausencia de dogma permite que la inmoralidad y la obscenidad sean caminos y la humillación la mejor terapia para el ego. Todo es válido mientras te permita desprogramarte, y por tanto, evolucionar.

El Dharma no se exige, ni se impone, se merece. Pero lo más importante es que somos disciplinados aunque no rígidos en nuestras creencias. La persecución de infieles, la intolerancia, el integrismo, el racismo, etc., son otras formas en las que el infantilismo se manifiesta. Se las dejamos a los religiosos, a esos asesinos de librepensadores.

La vida es un sueño como decía Calderón de la Barca o el sueño de Siva, como dicen nuestras escrituras. Por eso no nos tomamos la vida con demasiada seriedad, es un juego con el que disfrutamos, aprendemos, evolucionamos. Mañana podemos cambiar nuestras creencias, sin apego a ninguna, con la misma facilidad que las inventamos en su momento y seguiremos siendo fieles a nosotros mismos. Lo importante no es lo que haces, no es importante que seas ingeniero o ama de casa, lo importante es la actitud consciente en cada una de tus acciones.

La iniciación, diksa, es la transmisión de poder y conocimiento que el discípulo recibe de manos de su Maestro cuando está listo, cuando la desprogramación se ha dado o se está dando. El discípulo, primero, debe conocer y aceptar el Dharma Sivaíta, sus creencias y actitudes. En ese momento puedes colocar ante tu nombre la palabra Saiva que te identifique como Sivaíta y entres a formar parte de esta gran familia. Una vez realizado ese primer paso puedes acudir a tu Maestro y pedirle iniciación. La iniciación será siempre en privado, sin la aprobación de nadie, sólo ante Siva.

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