
Esta obra, dividida en dos partes, es otra provocación del director danés Lars von Trier, donde ya el título no deja posibilidad de duda sobre el contenido de la misma. Una mujer con claras agresiones físicas en su cuerpo, postrada en el suelo, es recogida en un lúgubre y sombrío callejón por un hombre de entrada edad, quien la lleva a su casa para darle una taza de té caliente. Aquí comienza una diálogo “terapéutico”, entre una persona que necesita compartir sus demonios internos, y un hombre solitario deseoso de escuchar los relatos de la joven. Ella, Joe, empieza definiéndose a sí misma como una persona mala. Él le confiesa que no podía haber caído ante un mejor juez, definiéndose como virgen, inocente y sin prejuicios en el tema sexual.
A partir de aquí, con una cama al modo de diván terapéutico, la protagonista hilará capítulo a capítulo la historia de su vida, haciéndonos llegar a los espectadores la información necesaria para ver, que no entender seguramente, cómo una persona por puro deseo y necesidad sexual puede llegar a realizar acciones vitales tachadas claramente como “inmorales” desde el punto de vista social. Un orgasmo cósmico a temprana edad nos revela que la naturaleza de esta joven queda fuera de la media, de lo aceptable, de lo permitido. Porque la sexualidad está de moda hasta cierto punto. Está bien visto hablar de sexo, ser una chica abierta, moderna, con apetito sexual, pero ¿hasta cuánto, cuántas relaciones se pueden tener en un dia, y sobretodo se puede decidir con quien/quienes, cuándo y con qué medios y en qué escenario, satisfacer esta sed de sexo?
La protagonista nos hace de espejo, y a través de los distintos momentos vitales por los que pasa en relación con su ninfomanía, y que va relatando al hombre erudito y solitario capítulo a capítulo, podemos situarnos como espectadores en la parte de la balanza que defiende su naturaleza lujuriosa tal y como es, sin juicio, o en la otra parte que ve la necesidad de corregir esa desviación de la norma en aras a la integración social. Una dualidad nuevamente del ser humano sobre el bien y el mal. Aún descubriendo el ingrediente secreto del sexo, el amor, la joven será incapaz de cumplir con su paper de esposa y madre, y fiel a sí misma, lo abandona todo por seguir con su gran búsqueda: la de sí misma, la de las voces de su interior.
Me ha fascinado tanto el relato, tuve ver las dos partes de un tirón; al finalizar pensaba en lo claras que están las reglas del juego en el mundo animal: uno nace león, tigre u oso panda. No hay juicio, solo un instinto puro y verdadero y la única condena es no cumplirlo. Nosotros partimos del Jardín del Edén y de la expulsión del paraíso, con todo lo que ello significa. Esa es la programación implantada a la fuerza en la niñez. Experimentar es un riesgo. Crecemos reprimiendo lo que sentimos si intuimos que no es moralmente correcto, que no es aceptado por aquellos que deseamos que nos amen. Los humanos tenemos más dificultad que los animales; todos tenemos que usar los mismos trajes, aunque nuestro animal interior no encaje en ellos. Y lo peor, cuando acudes a un supuesto profesional de la salud, llámese psiquiatra o psicólogo resulta que sólo son defensores de la moral.
Cuando la sociedad no tiene sitio para tí, para tu animal, o lo silencias, o tampoco le dejas tu sitio a la sociedad y te aislas. ¿Cuánta desviación de la media somos capaces de aceptar en un ser humano? Nos encanta etiquetarnos como seres comprensivos, compasivos, amorosos; ¿cuánto de aceptación de lo repulsivo, agresivo, lascivo, lujurioso e inhumano hay en nosotros?; ¿cuánto de rechazo? ¿Y sobre todo, cuánto de todo eso que rechazamos habita dormido en nosotros anhelando ser defendido con determinación y hasta sus últimas consecuencias como lo hace Joe?
La próxima vez que estés delante de un ser humano, quizás reconozcas que somos, por naturaleza, incapaces de oler el verdadero animal que esconde el otro, porque para empezar no tenemos ni idea de cómo huele nuestro propio culo.

Tantra para Devis
El Tantra se transmite practicando lo estudiado. Experimentamos desde nuestra vida no tanto para mejorar, sino para reconocer la belleza que llevamos dentro: el Ser auténtico. La sociedad crea e infla el EGO y éste es la gran mentira que nos roba la belleza, pero que, a la vez, nos ayuda a movernos en ella.
Consigue nuestro libro en EspañaConsigue nuestro libro en México
Añadir nuevo comentario