Śivaísmo, historia y creencias

Breve historia del śivaísmo

Originalmente de la India, en particular de las civilizaciones del valles del río Indo y río Sarasvati y de la anterior civilización de Merhgarh que tuvieron su esplendor entre el 7000 y el 1300 a.n.e. El śivaísmo tiene devotos por toda la India y es particularmente popular, en la actualidad, entre los tamiles, Sadhus, Siddhas y Kannadigas del sur de la India y de Sri Lanka. Algunas tradiciones de la región atribuyen la difusión del śivaísmo en el sur de la India al famoso sabio Agastya Muni. Estas tradiciones afirman que Agastya también trajo las tradiciones védicas y el lenguaje tamil.

Existen innumerables templos y sepulcros śivaítas. Muchos de los sepulcros están acompañados por murtis, estatuas sagradas de Ganesha, el hijo de Śiva y Parvati. En sánscrito, Ganesha significa el "señor de los ganas", que son las diablillas huestes de seguidores de Śiva. Los doce jyotirlung, o sepulcros dorados, son los más estimados del śivaísmo.

Doctrinas y adoración en el śivaísmo

Los śivaítas creemos que la creación entera es una expresión de la divinidad consciente. Śiva es simultáneamente el creador y la creación, Śiva es inmanente y al mismo tiempo trascendente. Este concepto es diferente de las muchas tradiciones religiosas semitas. En esas tradiciones, Dios es diferente de su creación y es únicamente trascendente, o "más arriba" de ella. Como en todas las denominaciones hinduistas, el śivaísmo reconoce la existencia de muchas otras deidades, pero las considera meras expresiones de Śiva. El Universo es, por tanto, una mónada o conciencia única pero que se expresa de manera dual. Śiva no sólo está en todas partes sino que es Todo y Nada simultáneamente.

El śivaísmo es una creencia muy profunda, dedicada y mística del hinduismo. Para algunos es una religión con una perspectiva muy amplia que abarca sistemas filosóficos, rituales devocionales, leyendas, misticismo y todos los tipos de yoga.

Creencias del śivaísmo religioso o exotérico

Primero debemos tener en cuenta que hay muchas escuelas śivaítas pero no todas son religiosas. Menos aún se entiende la religión como en occidente. En este apartado, hablaremos de las que sí son religiosas.

• Śiva es el Dios supremo en la trinidad de dioses hinduistas, -Brahmā, Vishnú, y Śiva-, por ser creador y destructor al mismo tiempo. Aunque, dicho sea de paso, la trinidad fue un invento de los monoteístas brahmanes.
• Los śivaítas creen que Dios trasciende una sola forma, pero Śiva también es venerado como la manifestación antropomórfica de Nataraja, el bailador divino que anima al universo y lo destruye cada muchos millones de años. También es Dakshina-Murti, el Guru de los sabios; Hari-Hara, una deidad mitad Vishnu y mitad Śiva, inventada para apaciguar la guerra fría entre monoteístas y Sivaítas; y Vairabha, que blande el trisula, un tridente de deseo, acción y sabiduría.
• Su consorte Parvati y sus hijos, Ganesha, Gandha y Kumara o Kartikeya, también son venerados en los templos y en las casas.
• Los śivaítas también veneran a Śiva en sus hogares. Tienen ídolos de piedra con la forma de un lingam, falo que simboliza al Universo. Los devotos les ofrecen baño diario, adoración y nivedhana, ofrendas de comida.
• La ceniza, bhasma sagrada, proveniente de la cremación de cadáveres, forma una parte importante de la adoración. Se baña a la deidad de Śiva en las cenizas. Luego, se distribuyen las cenizas a devotos, que con reverencia la ponen en la frente y en otras partes del cuerpo.
• Durante las adoraciones se recita la sílaba sagrada Om aunque también Om Namah Śivaya.
• Los sacerdotes herederos de los templos śivaístas se llaman Siva-acharya. A los brahmanas no se les permite adorar a la deidad dentro del altar, considerado un sitio sanctasantórum, que es el privilegio exclusivo de los śivacharyas. Este privilegio se pasa de padre a hijo varón.
• La ciudad de Benarés o Vanarasi es considerada muy sagrada por hinduistas y śivaístas.
• Chidambaram, un pueblo en Tamil Nadu a unos 24 km al sur de Chennai o Madrás, es el emplazamiento del famoso templo de Nataraja. Este lugar es considerado el más sagrado de los sepulcros śivaístas.
• El śivaísmo está, desde siempre, en guerra con el vaisnavismo o visnuismo monoteísta, uno de los credos hinduistas. A pesar de varios esfuerzos de diversa índole, entre los dos permanece una guerra fría. Para los Sivaítas el sexo es tan sagrado como el resto de la creación, para los vishnuítas es el pecado de los pecadores.

Como en todas las religiones hay absurdos, contradicciones, idolatrías y fanatismos sin faltar la típica puerilidad: "mi Dios es mejor que tu dios". Lo exotérico del Śivaísmo ya lo conocemos, no se diferencia mucho de otros exoterismos, ahora conoceremos la parte no religiosa, la mística, la esotérica o interna. La más interesante y que seguimos en nuestra Escuela.

Creencias del śivaísmo no religioso o esotérico

• Dios es la proyección en lo divino del ego humano.
• El Sivaísmo en general y el Tantra en particular no son una religiones, menos aún un monoteísmo o un dogma. El monoteísmo es un gravísimo error. Sólo cuando te liberas de él, sólo cuando comprendes que la Libertad es el camino, sólo en ese momento tienes una oportunidad para comprender el Tantra.
• En ocasiones Tantra y Sivaísmo son sinónimos, en otras no. El Tantra tibetano o Vajrayana, por citar un ejemplo, tiene sutiles diferencias respecto al Tantra Sivaíta, que se nutre de las escuelas de Cachemira -triká, spanda y kaula-, y de los Purana antediluvianos.
• El ego, el apego y la ignorancia, son los tres venenos, que según el śivaíta enferman al ser humano.
• Es muy importante el ser auténtico, sin doble vida ni moral, reafirmando los defectos del ser humano con el objetivo, humilde, de sanarlos. Por tanto, para nosotros es de vital importancia la sanación emocional y sexual, causantes de las más diversas psicopatologías humanas.
• El miedo es importante identificarlo cuanto antes, no para reprimirlo y aparentar lo que no eres, ya conocemos eso de "lo que resistes, persiste", sino para tratar de comprenderlo, llegar a la raíz y darnos cuenta que tras el miedo no hay nada.
• Quien comprende realmente el Sivaísmo no puede ya ser subyugado a ningún credo, dogma, religión o política. El verdadero Sivaíta vive en el mundo pero no forma parte de él.