Carlos Lavado, heredarán las estrellas, nuevo libro, 3ª parte

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Nuestro querido escritor tántrico, el mundialmente reconocido Carlos Lavado, heredero de las mejores letras peruanas y españolas, está a punto de publicar un nuevo libro que se titulará "Heredarán las estrellas". Está en los últimos retoques, pronto saldrá a la venta. Hemos tenido el honor de ser los primeros para poder anunciártelo. Aquí va la 3ª de tres entregas, espero te gusten. Agradecemos tus comentarios.

—A eso exactamente me refería cuando decía “system boy” —aclaró Claudio Oroz, dejando escapar una mirada de censura—. Muchos de vosotros os habéis pasado años en las universidades, estudiando día y noche para aprender sólo lo que la medicina occidental quiere que aprendáis y así obtener el título oficial. Vuestro esfuerzo ha sido ha sido tan grande que no veis más allá de vuestras narices, más allá del sistema; éste os ciega. La mayoría de vosotros, Jorge, no estáis preparados para desconectaros de la medicina ortodoxa y mirar fuera de él.
—Populismo médico, palabras de charlatán de la pseudomedicina—rebatió el medico de Cambridge con una entonación hostil y molesto como si tuviera que explicar lo obvio—. El discurso te debe servir con gente incauta pero no conmigo. Lo cierto es que cuando la gente usa homeopatía, por ponerte solo un ejemplo de lo que tú defiendes, para tratar el cáncer y abandona al oncólogo formado y la quimioterapia, muere. Esa es la verdad y eso sí está demostrado. Y eso es peligroso por decir algo suave.
—La medicina integral, como a mí me gusta llamarlo, no pseudomedicina—aclaró Claudio Oroz—, ciertamente es peligrosa en manos de gente que no está preparada o capacitada de verdad para ello.
Jorge Aranda no pudo evitar un gesto de satisfacción ante lo que entendió como la aprobación del sistema médico. Claire, extrañamente callada, asistía expectante y hasta divertida al debate. Para ella, con esa sabiduría femenina que siempre tuvo, la discusión era debido al exceso de testosterona y la costumbre tan masculina de medir el tamaño de la hombría, aunque esa costumbre, en este caso, estuviera disfrazada en forma de ideas y conceptos, algunos de ellos realmente interesantes. Claudio Oroz, por su parte, analizaba el paralenguaje de Jorge Aranda: cualidades no verbales de la voz, el sonido y los silencios con que éste apoyaba o contradecía su discurso
—Sin embargo no es más peligrosa que la medicina convencional que sólo en EE.UU. mata más de 200000 personas cada año—agregó Claudio Oroz en un tono mordaz—. Y esto son datos oficiales, como a ti te gusta.
—Conozco esos datos—objetó Jorge Aranda—, son los fármacos los que tienen ese índice de mortalidad no la me………...
—¿Es que no es lo mismo? —cortó Claudio Oroz—. ¿No es acaso verdad que lo único que vosotros recetáis para cualquier enfermedad son medicamentos, farmacología? La medicina que vosotros practicáis solo está basada en la farmacología. Esa capsula, pastilla, tableta o lo que sea que toma el paciente no sólo afecta al lugar donde existe el problema sino a muchas otras partes del cuerpo.
—Contamos con los efectos secundarios—aclaró Jorge Aranda— y nos aseguramos de minimizar el daño. Pensamos en el paciente, ¿sabes? aunque escuchando tu discurso parecería que nos importa más recetar fármacos que sanar.
—No son efectos secundarios sino directos—replicó Claudio Oroz ignorando los argumentos de defensa—, ya que las drogas que recetáis crean efectos múltiples—hizo una pausa medida y le abofeteó con su argumento—. Efectos múltiples que matan 200000 personal cada año solo allí, y aquí en Europa otro tanto o más.
—EE.UU. tiene más de 300 millones de habitantes—atajó Jorge Aranda y añadió un comentario del que se arrepintió nada más decirlo—300000 personas es un porcentaje aceptable.
—¡Es que ese es exactamente el problema!—replicó el terapeuta—. Para vosotros todos somos números, porcentajes, cifras.
Se hizo un silencio. Claire esperaba el alegato del hombre que amaba pero éste no llegó. Desde que le conoció Jorge le había parecido un ser brillante, y muy sensible, pero también demasiado cuadriculado, formal en exceso y cerebral en sus argumentos.
—A pesar de la fama que me han hecho—se confesó Claudio Oroz—no soy un antisistema de la medicina. De mí se han dicho las peores barbaridades. Me han llamado subversivo de la salud, dicen que quiero cargarme todo el sistema médico para implantar la curación de manos, flores de bach o la homeopatía.
— ¿Vas a negar que es cierto?
—Lo que quiero es humanizar el sistema—aclaró Claudio Oroz—. Mira, yo también pertenecí a ese sistema que tú tanto defiendes. Lo conozco muy bien y sé cómo funciona. Tú, al igual que yo, sabes, por ejemplo, que la tercera causa de muerte en EE.UU. es por iatrogenia: MD direct treatment—estaban debatiendo en castellano pero Claudio Oroz dijo la última frase es inglés. Se dio cuenta de su desliz y lo repitió en castellano—. Muerte por los tratamientos médicos. Eso significa que vas a un médico, te prescribe un tratamiento y mueres como consecuencia del mismo. El Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU. ha cuantificado que más de 15000 pacientes de Medicare mueren mensualmente. ¡15000!
—Los tratamientos del sistema médico están contrastados a partir de su aplicación al método científico—se defendió Jorge Aranda—, esto determina su eficacia y en definitiva su aplicabilidad en las personas. No es perfecto pero…………………..
—Espera, aún no he terminado—le cortó el terapeuta—. En psiquiatría es aún peor. ¡Es terrible! —Se llevó las manos a la cabeza—. Un psiquiatra te puede convencer que estás enfermo y no existe análisis de sangre específico o cualquier otro tipo de análisis que confirme el diagnostico.
— ¡Espera!, ¡espera! Estas poniendo en tela de juicio la honestidad de los psiquiatras—se escandalizó Jorge Aranda, tomándolo como algo personal—. Es hasta peligroso lo que estás diciendo. Me puedo querellar por injurias y calumnias.
—Los psiquiatras trabajan codo a codo con las compañías farmacéuticas—golpeó Claudio Oroz—. En 1966 existían 44 fármacos psicotrópicos, hoy tenemos 174 y subiendo: paxil, ritalin, zoloft, litio, effexor, clonazepam, adderall, cipramil, tegretol, concerta, toracina, etc., etc., etc. Se calcula que cien millones de personas en todo el mundo toman fármacos psiquiátricos. Esto sólo puede significar una cosa: excelente mercadotecnia y pingues ganancias. Con 374 trastornos mentales y algunos más que incluirán en su reunión anual; porque ese es otro tema, se reúnen anualmente para inventar nuevas enfermedades; se puede hacer milagros en las ventas y en los beneficios. Contra eso es contra lo que yo me revelo.
—El sistema no es perfecto, te decía hace un momento, cuando me cortaste—Jorge Aranda ya se había dado cuenta que la fama de charlatán del terapeuta era infundada—. Pero al igual que tú, yo también te puedo presentar estadísticas y estudios. El año pasado la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale presentó una investigación de un total de 840 individuos que habían sido diagnosticas con algún tipo de cáncer. 280 habían optado por las pseudoterapias y 560 la medicina convencional. El resultado fue categórico especialmente en los canceres de mama, pulmón y colorrectal. La posibilidad de fallecer era cinco veces mayor en los casos de cáncer de mama, cuatro en el colorrectal y el doble en los de pulmón. Estos resultados apoyan la evidencia científica: ¡las terapias alternativas no han sido probadas y son dañinas!
—Yo reconozco el aporte de la medicina alopática—se sinceró Claudio Oroz más tranquilo—. No soy un anarquista médico. Reconozco, por ejemplo, la valía de la traumatología y acepto que el sistema ha logrado avance importantísimo y conseguido cosas maravillosas. ¿Cómo, en mi sano juicio, voy a negar la agudeza de la medicina oficial? Tenemos hemogramas, rayos X, resonancias magnéticas que nos dicen con una precisión casi infalible de qué tamaño, dónde y cómo es la enfermedad, pero el problema no está en esos avances sino en vosotros, los médicos.
— ¿¡De qué somos culpables!?
—En algún punto del camino, y siguiendo las directrices del sistema, perdisteis el norte, perdiste el lado humano—afirmó Claudio Oroz—. Os olvidasteis del paciente, de sus sentimientos, de sus emociones, de sus sufrimientos. Vosotros los veis como un número, y aun peor, para muchos de vosotros los pacientes son un bote al que atiborrar de fármacos.
—Estás haciendo un resumen simplista de la situación—apuntó Jorge Aranda—. Has invertido el problema de tal manera que has encontrado la forma de culparnos cuando toda nuestra praxis está avalada por años de investigaciones, cosa que tú no puedes decir de tu pseudociencia—se movió incomodo en su silla y toda la irritación que llevaba encima se hizo evidente—. Lo aceptes o no, Claudio, ustedes no tienen investigaciones serias que avalen su praxis.
—La industria farmacéutica financia más del 90% de las investigaciones—argumentó Claudio Oroz—. Deberíamos poder decir que la industria farmacéutica está separada de la ciencia pero no es así porque el dinero de este monstruo paga las investigaciones y ese dinero solo va a estudios que dicen que las drogas funcionan. Y créeme sé muy bien de lo que hablo—y antes que Jorge Aranda pudiera rebatir continuó—. La medicina integral que yo defiendo receta muy pocos fármacos y a veces no los receta. Con este tipo de medicina holística las farmacéuticas no ganan dinero. Hay muchas afecciones, trastornos y enfermedades que puedes sanar sin necesidad de fármacos, algunos no, ciertamente; pero yo diría que la mayoría sí. ¿Crees que a la industria farmacéutica le interesa ese tipo de medicina holística, integral si eso significa no vender sus fármacos? Poder sanar sin fármacos es malo para las farmacéuticas. Ellos no sólo no van a financiar estudios como el mío sino que los van a desacreditar.
— ¿Sanar sin fármacos? —se extrañó Jorge Aranda—. ¿Hablas de esa estafa llamada medicina cuántica o energética?
—La medicina convencional está basada en la física de Newton, no reconoce la energía—apuntó Claudio Oroz—. No reconoce esa parte invisible, las señales electromagnéticas, lo que no podemos ver. Pero, a principios del siglo XX apareció la física cuántica, que dice que todo es energía. ¡Absolutamente todo! Lo que podemos ver y lo que no. Dentro de un átomo hay electrones, protones, neutrones; y dentro hay energía que influyen y hasta condicionan nuestras vidas.
—Es una absurdez lo que acabas de decir—replicó Jorge Aranda—. Por supuesto que la física newtoniana reconoce la energía. El mismo concepto de energía fue formulado a partir de la mecánica de Newton. El Principio de Conservación de la Energía se descubrió a partir de la mecánica newtoniana; ósea que había una serie de magnitudes, la energía cinética, la energía potencial, el calor, el trabajo que sumadas siempre se mantenían, ese es el principio de conservación. Y el electromagnetismo, como tal, se formuló en 1865, cuando Maxwell publicó su artículo “A Dynamical Theory of the Electromagnetic Fiel” con sus famosas ocho ecuaciones. Así que lo que dices sobre la energía es falso—sentenció el médico, se aclaró la voz y añadió—. Y, por cierto, lo que los electrones tienen energía es errado. Los electrones son partículas elementales, y no tienen nada dentro, que se sepa.
—Tú utilizas los conceptos tradicionales de energía como la capacidad de generar movimiento, la del recurso natural o la magnitud abstracta ligada a un estado dinámico de un sistema cerrado y que permanece invariable en el tiempo—replicó Claudio Oroz. Ambos habían abandonado el tono belicoso. Parecían dos púgiles cansados, golpeando y recibiendo golpes, en un cuadrilátero con una sola espectadora a quien no le importaba la contienda y ya empezaba a cansarse—. Yo me refiero a la energía que existe en las partículas fundamentales, en las más pequeñitas: electrones, protones. La física cuántica nos explican que se comportan de una manera extraordinaria, casi que parece mágica……………
—Un verdadero científico nunca utilizaría esa palabra—cortó el medico de Cambridge pero ya sin el tono agresivo del principio.
—Pueden atravesar paredes, pueden teleportarse, pueden estar en varios sitios al mismo tiempo.
—El famoso Principio de Superposición
—Exacto—confirmó Claudio Oroz también ya sin acritud—. A ese concepto me refiero. Me refiero a lo que dice la física cuántica que la realidad última no está bien definida, que una partícula, por ejemplo, puede estar subiendo y bajando al mismo tiempo, ¡que podría estar haciendo las dos cosas! Y esa es justamente una de las ideas revolucionarias de la física cuántica: ¿Qué es lo que genera que la realidad se defina? ¿Nuestra observación? ¿Nuestra consciencia?
—Es más filosofía que física cuántica.
—Es que los físicos no dogmáticos ya se plantean estas preguntas porque han llegado a la conclusión que nuestro pensamiento lógico y lineal está frenando o chocando, escoge el verbo que quieras— dijo Claudio Oroz—el avance y entendimiento de la ciencia. Para mí, como terapeuta, me interesa sobremanera esa pregunta, ¿qué es lo que hace que una realidad se defina cuando tú y yo lo estamos observando? ¿Nuestra consciencia? Y fíjate—movió lentamente la butaca para acercarse al médico y, al mismo tiempo, echó el cuerpo para adelante como si le fuera a hacer una confesión—, la respuesta a esa pregunta y el convencimiento de que en física cuántica todo puede entenderse como información, incluso la materia y energía, va a condicionar que tengamos éxito o no en vuestra terapia.
—Ehhh, ¡espera!, ¡espera! —Botó asombrado el médico en su butaca—. Me acabo de perder. ¿Qué tiene que ver la física cuántica con lo que a Claire y a mí nos ha traído aquí?
—¡¡¡Absolutamente todo!!!
— ¡Estás peor que los chalado de mi país—espetó Jorge Aranda volviendo al tono belicoso—. ¡Si piensas que…………………
—Jorge, stop it!!! —intervino Claire ya cansada de la pelea de egos, y peor aún, de egos de machos cultos. Habló en ingles que era el idioma que usaba cuando se enfadaba y temiendo que volvieran a sumirse en otra discusión sin fin le salió el carácter de sus abuelos, los Lowell-Calbert. —. Enough, both of you!!! We have come for a therapy. And we are going to do it. Agree???!!!

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Esperamos te haya gustado. Antes, déjanos tu comentario, gracias. Aquí tienes todas las entregas por si te perdiste alguna. Si te ha gustado mucho como a nosotros y quieres seguir leyendo te recomendamos escribas al autor para que publique ya su libro. Nosotros también queremos leerlo. Si tarda en responderte no te apures, ya sabes que los escritores famosos como las grandes estrellas de la música están muy ocupados atendiendo a sus fans, más si es tántrico.

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Conoce al autor

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Swami Kurma Rajadasa es Monje Sivaíta, filósofo Sivaíta y Vedanta Advaita, investigador de la Consciencia y de la Naturaleza Humana.
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